Cada vez que queremos acudir a una competición o curso con nuestro caballo nos vemos obligados a tener que utilizar un transporte adecuado para trasladarlo. El caballo puede ponerse nervioso o no querer subir al camión o remolque, pues para él es un sitio desconocido, se siente encerrado y puede ser que no colabore demasiado. Por ello, lo principal es actuar con tranquilidad y transmitirle nuestra calma.
Si se trata de un camión donde hay más caballos, la tarea será más fácil, pues el animal, guiado por su instinto gregario, seguirá a los demás. Si se trata de embarcar él solo en un remolque o van, puede que se lo piense dos veces. Para facilitar las cosas, una serie de consejos nos ayudarán a realizar la operación con éxito:
- Se aconseja que el caballo, dentro de lo posible, no haya realizado grandes esfuerzos antes del viaje, aunque esto es un poco difícil si se trata de regresar después de un concurso, por ejemplo. También aconsejan que suba con los intestinos llenos, pero de haber comido heno y no pienso, que es más difícil de digerir.
- Por supuesto, antes de acercarlo al remolque, habremos previsto que esté todo preparado para partir en cuanto haya subido, pues el caballo si está parado dentro del remolque se puede empezar a poner nervioso.
- Asimismo, habremos verificado que no hemos dejado ningún bulto dentro del habitáculo que lo pueda golpear durante el viaje. y que el caballo vaya con sus protectores de transporte, para que no se lastime durante el viaje.
- No se trata de obligar al caballo ni hacerlo subir a la fuerza. Es una animal con memoria y no es nada bueno que asocie el embarcar con fustazos, golpes o situaciones desagradables.
- Lo mejor es abrir la puerta delantera y las traseras del remolque y que haya luz. Podemos cubrir el suelo de paja o viruta, para que el animal lo asocie a su cuadra.
- Guiaremos al animal con determinación y sin mirarlo, y llegando en una trayectoria recta, subiremos primero nosotros para que vea que no hay ningún peligro.
- Si se resiste, no tiraremos ni haremos maniobras bruscas. Vamos a tener que transportarlo más veces, así que es mejor tener paciencia y que no lo asocie con una experiencia traumática. Lo mejor es animarlo a entrar, repitiendo si es necesario la operación de aproximación al remolque.
- Podemos utilizar trucos para atraerlo, como poner su propio estiércol en el suelo, para que huela a él. O atraerlo desde el fondo del van con unas zanahorias, por ejemplo. Para un caballo que no ha viajado mucho, podemos hacerlo comer varias veces en el interior del van y así el día en que realmente lo vamos a transportar subirá sin problemas, ya que lo va a asociar con un lugar donde hay comida. Por supuesto, el día del viaje no le daremos de comer ahí dentro.
- Con todos estos trucos, el animal se irá acostumbrando y terminará por subir a la primera.
Una vez que hayamos llegado al punto de destino, dejaremos que baje él con toda tranquilidad, y le podemos dar un paseo para que se aclimate al nuevo lugar y estire los músculos.
En el próximo post hablaremos de cómo gestionar el estrés que puede sufrir un caballo a la hora de viajar.
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