Los caballos están preparados para soportar sin problemas el frío del invierno. Para ello, a finales de verano comienzan a perder su pelo corto para dejar crecer un pelo más grueso. Cuentan, además, con una capa de grasa
bajo su piel que les ayuda a aislarse del frío. En esas condiciones, el
animal puede vivir perfectamente adaptado a su nuevo clima. Sus patas,
cascos y corvejones están preparados para soportar bajas temperaturas.
El caballo agradece estar fuera y respirar aire fresco.
Por ello, lo normal es seguir montándolo igual que en verano. A continuación unos consejos para antes y después del ejercicio:
Cuidados del caballo antes de montar
Tendremos
en cuenta que los días son más cortos y que no es conveniente montar de
noche, por lo que planificaremos el ejercicio en base a ello.
Es
muy importante que inspeccionemos el lugar donde vamos a preparar al
caballo y por donde vamos a montarlo, asegurándonos de la ausencia de
hielo, barros, nieve... En caso contrario, no es aconsejable montarlo.
Para el caballo es complicado andar sobre la nieve, no tiene adherencia sobre el hielo y puede resbalarse en pendientes mojadas. El barro y el fango pueden ocultar elementos peligrosos enterrados bajo ellos y no visibles en la superficie.
Es indispensable preparar al caballo, cepillándolo bien para activar su circulación sanguínea
y calentarlo. Además, limpiaremos bien sus cascos. Y cuidaremos sus
extremidades frente a hongos y otros poblemas de piel que pueden surgir.
Cuidados del caballo después de montar
Una vez terminado el ejercicio, es muy importante que el animal no se enfríe. Lo primero que debemos hacer es secarlo con una toalla realizando
movimientos circulares. A continuación lo cepillaremos para que no se
quede frío y para eliminar barro o polvo de su pelaje. Es muy
importante, asimismo, limpiar los cascos y asegurarnos de que no entra
al box con hielo o restos de nieve. Una vez en cu cuadra, puede comer un
poco de heno, le ayudará a mantener el calor. Sobra decir que
con todo el tiempo que puede pasar en el box, este debe estar limpio y
cuidado. Al caballo no debe faltarle agua, por lo que vigilaremos que el bebedero no esté helado.
En el caso de caballos esquilados podemos ayudarles con una manta,
pero nunca se la pondremos sin haberlo secado bien. Las mantas deben
dejar respirar la piel y estar limpias y cuidadas. Una manta muy
apretada puede irritar su piel y aplastar el pelaje, limitando su
capacidad de aislamiento. Así pues, muchos expertos no recomiendan el
uso de mantas o la limitan sólo a caballos enfermos o débiles.
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